Intoxicación virtual
El gran dilema de las adolescencias del siglo XXI
Sofia Sorroche-Araceli Maluenda |Comunicación 4to 1ra |2020
Adolescencias es riesgos
¿Redes sociales?
. Diferentes estudios realizados en los años 2000 revelan que, a nivel mundial, el 92% de los jóvenes de entre 13 y 26 años utilizan las redes sociales, que afectan y modifican notoriamente sus vidas. Estos mismos estudios exponen la cifra de trastornos, enfermedades y problemas psicológicos generados por las mismas en miles de jóvenes alrededor del mundo.
Desde los años 2000 se acrecentó la producción de celulares, computadoras, notebooks y tabletas, por lo que se diseñaron modos de comunicación entre estos dispositivos, diferentes empresas y tecnólogos programaron grandes redes de comunicación por medio de la mensajería rápida, de estos nació Gmail, Facebook, Yahoo! 360, Fotolog, LinkedIn, entre tantas más que colmaron el internet. Pero la pregunta es ¿Qué son las redes sociales?
Las redes sociales son estructuras formadas en Internet por personas u organizaciones que se conectan a partir de intereses o valores comunes. A través de ellas, se crean relaciones entre individuos o empresas de forma rápida, sin jerarquía o límites físicos.
Las investigaciones han mostrado que las redes sociales constituyen representaciones útiles en muchos niveles, desde las relaciones de parentesco hasta las relaciones de organizaciones a nivel estatal (se habla en este caso de redes políticas), desempeñando un papel crítico en la determinación de la agenda política y el grado en el cual los individuos o las organizaciones alcanzan sus objetivos o reciben influencias. La red social también puede ser utilizada para medir el capital social (es decir, el valor que un individuo obtiene de los recursos accesibles a través de su red social).
El análisis de redes sociales' estudia esta estructura social aplicando la teoría de grafos e identificando las entidades como "nodos" o "vértices" y las relaciones como "enlaces" o "aristas". La estructura del grafo resultante es a menudo una red compleja. Como se ha dicho, en su forma más simple una red social es un mapa de todos los lazos relevantes entre todos los nodos estudiados. Se habla en este caso de redes "socio céntricas" o "completas".
Teniendo en cuenta la definición, las redes sociales o estos servicios de comunicación en su mayoría cuentan con un servicio de mensajería rápido, un muro para publicar opiniones y fotos, pudiendo etiquetar a otros usuarios, llamadas o video llamadas y podemos definir nuestro “Nick” o alias, colocando una foto de perfil para identificarnos.
Abrasión de las redes en la vida personal
Sabiendo el hecho de quienes más utilizan las redes somos los
jóvenes, la vulnerabilidad que conlleva serlo nos expone a los peligros y
negatividades que se encuentran navegando en la red libremente sin ningún tipo
de restricción.
Muchos adolescentes alrededor del mundo sufren una obsesión
con las redes, lo que conlleva que estas consuman notoriamente su tiempo y su
vida, pierden la capacidad de la creatividad, como administrar el tiempo libre,
sus emociones dependen casi en un 100% de ellas, toda su credibilidad se apoya
en las “fakenews”, cuentas falsas, dietas extremas, cuerpos irreales,
estereotipos y consejos de belleza que son dañinos y perjudican por la falta de
revisión de una o un especialista en el tema, acoso, bullying y violencias que
perjudican a miles de jóvenes actualmente.
Emocionalmente estas manipulan a los usuarios, las distintas
publicidades con intenciones de persuasión guían al joven o la joven hacia
dependencia emocional, las redes definirán los estados de ánimo de la persona
claramente siempre para su beneficio, mientras más tiempo consuma más difícil
va a dejar de hacerlo, como cualquier adicción en la vida. Las adolescencias
vulnerabilidades desembocan mayoritariamente en trastornos alimenticios,
psicológicos, y desarrollan ideas equivocas sobre distintos aspectos como la
belleza. Un ejemplo claro de esto es el terrible “Trastorno dismorfico de Snapchat”
Snapchat es una de las aplicaciones de filtros para fotos más
conocida del mundo, además de tener su propio servicio de mensajería e
historial de fotos público y personal ha desarrollado miles de efectos, en su
mayoría dismorficos para tomar fotos y selfies de nuestro rostro modificándolo
para tener una apariencia supuestamente perfecta.
Un nuevo estudio expone los efectos nocivos de los filtros de
fotos de los smartphones en relación con los problemas de imagen corporal y
condiciones de salud mental, como el trastorno dismórfico corporal. Este
trastorno ha sido clasificado como parte del espectro obsesivo-compulsivo.
Las personas que padecen este trastorno pueden pasar horas
obsesionadas con defectos menores o inexistentes en su apariencia.
Aunque las causas de este trastorno no están claras, los
investigadores piensan que entran en juego varios factores, incluidos la
genética y problemas neurobiológicos, como un procesamiento defectuoso de la
neurotransmisora serotonina (también conocida como hormona de la felicidad).
Destacan el hecho de que la popularidad de las redes sociales
y el creciente acceso a filtros en aplicaciones como Snapchat y Facetune tienen
profundos efectos psicológicos.
"La omnipresencia de estas imágenes filtradas puede
afectar la autoestima de una persona, hacer que uno se sienta inadecuado en
cierta manera en el mundo real, e incluso puede actuar como un desencadenante y
conducir al trastorno dismórfico corporal", escribe Susruthi Rajanala,
líder del trabajo.
Rajanala y sus colegas citan una investigación que muestra
que las adolescentes que manipulan sus fotos tienden a estar más preocupadas
con su imagen corporal. Además, las adolescentes con este trastorno recurren a
las redes sociales en busca de validación estética por parte de los demás. Una
encuesta mencionada por los investigadores descubrió que, en 2017, el 55% de
los cirujanos plásticos trataron a personas que buscaban "mejorar su
apariencia en selfis". Hace solo 3 años, esta proporción era del 42%. Solo
va en aumento.
"Los filtros para selfis pueden hacer que las personas
pierdan el contacto con la realidad, creando la expectativa de que debemos
estar perfectos a todas horas", explica Neelam Vashi, coautor del estudio.
En su artículo, los investigadores advierten que no es
recomendable la cirugía en estos casos, ya que puede empeorar los síntomas del
trastorno. En cambio, sugieren una terapia cognitiva conductual e
intervenciones empáticas.
La salud afectada por la red
¿Por qué tantos jóvenes afectados por los trastornos alimenticios? ¿En
que influyen las redes?
. Millones de personas a nivel mundial, en su mayoría niñas y mujeres, sufren de trastornos de la conducta alimentaria, tales como anorexia, bulimia, ortorexia, trastornos por atracones de comida o condiciones relacionadas que ponen en riesgo su salud física y mental.
Se estima que un 85% de los trastornos de alimentación ocurren durante la adolescencia. En estas edades, a menudo observamos señales de una conducta alimentaria alterada, tales como episodios de voracidad, vómitos auto-inducidos, miedo a la gordura, preocupación excesiva por los alimentos y percepción distorsionada de la imagen corporal. Muchos adolescentes se someten a regímenes para perder (o ganar) peso y eligen conductas poco saludables asociadas con trastornos de alimentación, que se acentúan al llegar a la edad universitaria. Estos trastornos en edades tempranas fijan un patrón que probablemente continuará en la edad adulta.
Muchos expertos coinciden en que las causas son de diversa índole: sociocultural, psicológica, hereditaria y, posiblemente, neuroquímica. Sin embargo, la excesiva presión por tener un cuerpo “perfecto”, promovida por los mensajes que encontramos en las redes sociales en la actualidad, se ha convertido en un importante detonador de la aparición de estas conductas. Sin duda, nuestra sociedad establece estándares irreales de perfección y desvaloriza a aquellos que no se enmarcan en dichos parámetros. La industria del modelaje y el fitness, por ejemplo, han fijado ideales utópicos de belleza, y las mujeres que vemos en concursos, vallas y revistas, son cada vez más y más delgadas. Es común ver en las redes sociales mensajes que asocian la felicidad y el éxito con un estándar de perfección física, y los niños y adolescentes, en la búsqueda de su identidad, son particularmente vulnerables a estos mensajes.
Su imagen corporal se distorsiona y, en la mayoría de los casos, arriesgan su salud con el objetivo de estar delgados. Estas conductas y actitudes son casi inexistentes en culturas donde la imagen corporal no es determinante para la auto-valoración; sin embargo, en nuestro continente, parece ser un problema que va en ascenso. Dentro de estos trastornos, existe uno particularmente relacionado con el auge de la cultura fitness promovida en las redes sociales: la ortorexia nerviosa. Se trata de un trastorno caracterizado por una conducta obsesiva hacia alimentos catalogados como “buenos” y “malos” por supuestos expertos en nutrición y entrenamiento. Las personas que padecen esta condición son incapaces de participar en actividades cotidianas relacionadas con la comida, pues se aíslan y a menudo ser vuelven intolerantes a los puntos de vista de otras personas sobre la alimentación y la salud.
Los trastornos alimentarios y su huella en Internet
. En el informe anual que realizó la ACAB en colaboración con la Agencia de Calidad de Internet (IQUA) que analiza el aumento de contenidos en Internet relacionados graves trastornos alimentarios, se refleja que el grupo más propenso a sufrir estas enfermedades son las mujeres jóvenes y adolescentes (en una edad comprendida entre los 12 y 24 años). Además, se estima que existe una elevada vulnerabilidad entre aquellas personas que visitan estas páginas web, ya que en la mayoría de los casos (un 75%) se trata de menores de edad.
En síntesis, el mal uso de las redes sociales y su relación con los trastornos alimentarios son un problema que afecta especialmente a las jóvenes menores de edad con una prevalencia preocupante.
'Hashtags' patológicos
. En un estudio de la Agencia de Calidad de Internet (IQUA) realizado en 2010 para la Fundación Imagen y Autoestima se desveló que existían cerca de 2.500.000 de publicaciones etiquetadas con el hashtag #anorexia y casi 4.000.0000 detrás de #ana y #mia.
Por ello, en 2012 la popular red expositora de imágenes y de “adictos al like”, Instagram, tomó medidas e incluyó en su lista de etiquetas prohibidas, (es decir, que no obtendrían resultados de búsqueda): #probulimia, #proanorexia, #loseweight, #thinspo, #thinspiration (thin “delgadez” e “inspiración), etc.
Hasta 1.005 combinaciones de etiquetas que aparecían junto a #ana y #mia, como #skinny (flaca), etc. Además de otras etiquetas que todos los psicólogos recomendaríamos monitorizar y que van más allá del tema alimentario, como #sue (suicidio), #deb (depresión) o #cat (autolesión; suicidio).
En un estudio más reciente realizado en 2016, la Mesa de Diálogo para la Prevención de Trastornos Alimentarios de Cataluña examinó además nuestros hábitos de búsqueda, concluyendo que un 31,6% va buscar “cómo adelgazar rápido”, el 11.6% “dietas extremas para bajar peso”, el 10,8% blogs y foros pro-ana y pro-mia y un 5,2% “cómo vomitar”.
Además, se puso énfasis en que frecuentar las redes sociales y pasar horas conectados está relacionado con un aumento del riesgo de padecer trastornos alimenticios y preocupaciones respecto a la imagen corporal.
La conclusión que se puede extraer es que nuestros hábitos de búsqueda en internet reflejan hasta qué punto no somos inmunes a la presión cultural por los cánones de belleza. Las jóvenes adolescentes son todavía más sensibles y propensas a verse afectadas negativamente a estos contenidos y, por lo tanto, el uso de las redes sociales se convierte en una práctica de riesgo para este perfil de usuario de Internet.
Laura Martin-Pérez considera bastante fácil llevar un registro de dichas etiquetas patológicas, al parecer las administraciones no aplican medidas que vayan por esta línea, por lo que no existen suficientes medidas de control sobre los contenidos que pueden incidir negativamente y de forma nociva en los menores de edad. Los contenidos en los que se hace apología de la anorexia o la bulimia de manera más o menos velada siguen siendo una realidad en Internet.
Así que debemos dar un paso más para luchar contra estas publicaciones, denunciando como usuarios adultos. Recordemos que los menores aún no disponen de esa mirada crítica que nos permite discernir entre salud y extremismo o patología.
Una gran solución
Essena O'Neill, de 18 años, reveló al mundo que detrás de
cada foto suya había una gran cantidad de sufrimiento emocional y restricción
alimentaria y creó una página web para ayudar a otros adolescentes y jóvenes a quitar
toda su atención de los follows y los likes. Ella era una influencer, una de
las personas más populares de Instagram, y contaba con más de 700.000
seguidores, dato que sirve para hacerse una idea sobre el poder de influencia
con el que contaba Essena.
El precedente que generó la joven instagramer ha llevado a
otras personas a combatir la patología alimentaria en la red. Se trata de
iniciativas en las que se hace uso de Internet para propagar el espíritu
crítico y el empoderamiento dirigido a prevenir los posibles efectos nocivos de
Internet relacionados con los trastornos alimentarios.
Siguiendo el camino de Essenia O’Neill, una joven ha ido
documentando su recuperación en Instagram bajo el hashtag #anorexiarecovery.
Es decir, ha invertido el uso pro-patológico de la red social
para dar ejemplo y promover un modo de vida alejado de los trastornos
alimenticios. En 2016 ya existen varios casos de nuevas influencers que han
seguido los pasos de Essena O'Neill, y también hay reivindicaciones puntuales
de famosas que critican las presiones sociales que mantienen a muchas jóvenes
fuera de los hábitos saludables.
Estabilidades amenazadas
¿Cuántos jóvenes sufren ciberacoso?
. El acoso en las redes sociales a los menores supera ya al tradicional, ese que se desarrolla cara a cara en el centro escolar y que se extiende posteriormente a la calle. Casi 530.000 jóvenes de entre 18 y 20 años reconoce haber sufrido este tipo de violencia cuando era menor de edad a través de las redes, lo que se conoce habitualmente como ciberbullying, que no es otra cosa que ser hostigados, intimidados y excluidos a través de mensajes, imágenes o vídeos, que pretenden dañar, insultar, humillar o difamar. Los afectados sitúan los 8 y 9 años la edad en la que empezaron a ser acosados.
Así lo indica el informe Violencia Viral, realizado por Save
the Children en base a la investigación realizada con 400 jóvenes de entre
18 y 20 años y que ha sido presentado esta mañana. El trabajo revela que 7
de cada 10 personas ha sufrido algún tipo de violencia en el entorno
digital siendo menor de edad.
La violencia más habitual es el mencionado ciberbullying, con efectos
devastadores para la víctima, principalmente por su corta, entre los 8 y 9
años. La gran mayoría de ellas son niñas y los acosadores son
mayoritariamente amigos o compañeros del centro escolar. El niño acosado
suele tener baja autoestima y le agobia la soledad, por lo que pasa muchas
horas conectado y el hecho de tener muchos contactos en la red le hace sentir
más importante y popular.
Otra de las formas de violencia que más sufren los y las jóvenes es la
exposición involuntaria a material sexual o violento: 1 de cada 2 encuestados
accedió a este contenido siendo menor de edad y sin consentimiento. Esta
violencia sucede cuando un niño o niña se encuentra con material no apropiado
para la infancia al realizar búsquedas en internet o descargar archivos.
¿Qué
consecuencias conllevan estos hechos?
Según la oenegé especializada en la defensa de los derechos de la
infancia, la violencia que sufren niños y adolescentes en redes genera un
impacto en su esfera personal y social, afectando a su desarrollo y a su forma
de relacionarse. Las consecuencias de este tipo de violencia son tan reales
como aquellas que se derivan de la violencia ejercida en el mundo físico. Entre
ellas, citan la depresión, los pensamientos suicidas y suicidio, el aumento de
probabilidad de ser víctima de otras violencias, aislamiento, autoinculpación y
conflictos de disciplina en el hogar y escuela.
Ana Sastre, directora de Políticas de Infancia de Save the Children,
indica que “muchos niños sufren en silencio abusos, acoso, insultos y
humillaciones a través de las nuevas tecnologías. Es una violencia igual de
real que la física, pero de la que no se puede huir y de la que apenas tenemos
datos. Además, es una violencia que persigue a la víctima a través del teléfono
móvil 24 horas al día, todos los días del año. Estas situaciones causan a los
niños un enorme dolor, condicionan su desarrollo y, en ocasiones, ponen en
peligro su vida”.
La violencia digital es igual de real que la
física, pero de la que no se puede huir: persigue a la víctima las 24 horas
Tipos de Consecuencias
§ Psicológicas: El ciberacoso está
presente las 24 horas del día. Siempre está en línea. Incluso si se apaga el
ordenador la víctima sabe qué página web está accesible, o qué personas están
propagando ese rumor o información sobre la víctima. La dureza de esto es
psicológicamente devastadora.
§
Hace un
tiempo, una adolescente lanzó una pregunta a través de una storie de Instagram;
aseguraba que su vida era una “porquería” y lanzaba al aire, para quien le
quisiera contestar, si debía o no suicidarse. La respuesta mayoritaria fue que
lo hiciera, que se suicidara, y la adolescente aceptó la voluntad de una
mayoría de desconocidos sin ningún tipo de empatía y acabó suicidándose.
Durante los
corrientes tiempos de pandemia, gracias al encierro y las noticias negativas
que invaden las redes, muchos jóvenes llegaron al punto de cometer su suicidio.
Esto tiene que ver precisamente con que existen lineamientos claros elaborados desde el Ministerio de Salud de la Nación en cuanto a cómo se debe actuar en casos de suicidio, sobre todo porque está comprobado que uno de los muchos factores que pueden llevar a una persona vulnerable al suicidio es la publicidad sobre el tema en los medios de comunicación. Por este motivo se desaconseja difundir detalles o imágenes vinculadas a un suicidio.
Los datos difundidos por UNICEF en 2019 (Suicidio en la adolescencia. Situación en la Argentina) que dan cuenta de la situación en nuestro país. Hoy, el suicidio es la segunda causa de muerte en la adolescencia. Las cifras son desoladoras. El relevamiento de datos muestra que hubo un aumento de las tasas en las últimas décadas en el país entre las y los adolescentes de 15 a 19 años. Justamente, esa situación social incluye esa responsabilidad de los medios, el rol de las redes sociales frente a estos casos es fundamental y en un 100% responsable ya que contenidos sobre los estereotipos, la belleza extrema, el odio hacia sí mismos, la falta de amor propio y el ciberacoso son algunos de los causantes de tantos suicidios entre los jóvenes.
Hay otro dato más que relevante que sirve del informe de UNICEF y tiene
que ver precisamente con las instituciones involucradas en la prevención y
atención del suicidio adolescente (escuelas, servicios de salud, etc.)
Allí las y los investigadores señalan que existen falencias en todos los
niveles, ya sea por falta de capacitación de los actores involucrados en
relación con el tema o por insuficiencia de los recursos disponibles. De más
está decir que con el ajuste en curso esto podría generalizarse a todo el
sistema de salud de conjunto, así como también al sistema educativo, vivienda,
etc.
En ese sentido basta con dialogar unos minutos con cualquier trabajador
o trabajadora de la salud o la educación para dar cuenta de la situación
alarmante que se vive en estas instituciones: desde falta de presupuesto,
profesionales que reclaman día a día mayor personal, más capacitación y más
recursos. Se puede afirmar que hay una responsabilidad concreta del Estado
tanto nacional como provincial en que las condiciones generales de vida de las
masas populares, y sobre todo la juventud, se vean cada vez más degradadas de
conjunto.
Los suicidios son "síntoma de la organización defectuosa de la
sociedad moderna"
Conclusión
La solución es el mayor control sobre
las redes, utilizarlas correctamente y de manera responsable,utilizar menos
tiempo los dispositivos móviles y leer e informarnos más,el apoyo psicológico
de los adultos, las instituciones y el estado hacia los adolescentes que sufren
una "intoxicación virtual" de todo tipo.
El sistema permite estas violencias
en las redes, ya que por la parte comercial nosotros somos nodos o uniones en
la red, no somos más que pequeños usuarios manipulados y persuadidos que forman
parte de este súper cerebro en la red, creado para el consumo capital de todas
estas redes, sin importar las nocivas consecuencias sobre la sociedad, la
democracia, las violencias, el suicidio adolescente, los trastornos
alimenticios, etc.
Por esta misma razón hay que
concientizar y acompañar a los jóvenes en estas situaciones y prevenir, soltar
el celular y las redes para poder sentirnos libres sin ningún tipo de presión
social. Tenemos muchas razones y pruebas para cambiar esta realidad, no ser más
nodos sin importancia, ser personas en la red que no permiten más la persuasión
de ellas hacia la sociedad y hacia los más vulnerables.
“No se trata de que la tecnología sea
la amenaza existencial. Es la habilidad de la tecnología para sacar lo peor de
la sociedad, y lo peor de la sociedad es la amenaza existencial.”
El
dilema de las redes sociales, Netflix
Alan,
Archivo Latino de Nutrición
Save
The Children
Wikipedia
Suicidio
adolescente en Argentina, Unicef
https://psicologiaymente.com/clinica/trastornos-alimentarios-internet
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